viernes, abril 13, 2007

Palabras que se están muriendo... ¡a conservarlas!

Los senadores Nelson Ávila y Juan Antonio Coloma se unieron a una campaña internacional para salvar palabras del idioma español consideradas "en peligro de extinción". Así, los legisladores se sumaron a la campaña "Apadrina una palabra", organizada en España por la Escuela de Escritores.
Coloma adoptó "gaznápiro", que significa simplón, torpe, y que el legislador calificó como una "palabra gráfica, bonita y fuerte". Además, apadrinó "damajuana", que da cuenta de un recipiente de vidrio forrado con mimbre.
Ávila, famoso por sus doctos e irónicos discursos, adoptó "piscolabis", que significa pequeña cantidad de comida que se toma entre horas, y "retrete", que hace referencia a un aposento dotado de las instalaciones necesarias para orinar y defecar.
Me parece que, después de mucho tiempo, nuestros legisladores han acordado una plausible iniciativa. Por ello, me sumo y los invito a seguirla, ya que el lenguaje es la viga maestra de eso tan maravilloso que es el acto comunicativo. El lenguaje nos permite designar, retratar e incluso crear realidades, y otro gallo cantaría para el cine, el teatro, el amor y la música, por citar algunos ejemplos, sin él.
Yo quiero adoptar las siguientes tres palabras, que me parecen bellas tanto por su significado como por su carácter sonoro (sonoro en la acepción de algo que suena bien y agradablemente):
- Inconmensurable: aquello que por su gran magnitud no puede medirse.
- Dilecto: amado con voluntad honesta y en forma reflexiva.
- Fausto: feliz, afortunado (una de sus dos acepciones, que es la que más me gusta; la otra es "grande ornato y pompa exterior, lujo extraordinario").
¡Vamos! A apadrinar se ha dicho. A cuidar el español, una de las maravillas que la vida nos ha regalado sin que ni siquiera hayamos pagado por ella.