sábado, diciembre 17, 2005

Amigos... silencios

Con los amigos, los silencios no importan ni incomodan. Son, incluso, gratos; me relajan.
¿Se han dado cuenta de que cuando están conociendo a alguien y se produce un silencio, de inmediato se sienten incómodos? Ella y él, o él y él, o ella y ella, o los que quieran, creen que no hay temas en común, que nada parece conectarlos.
Pero los silencios son hermosos y, vaya paradoja, dicen mucho.
Hay una canción... "El sonido del silencio" es su nombre y creo que es de Simon and Garfunkel. Quizás hay algo de estas ideas en ella. Depeche Mode cantó "Enjoy the silence"; "Words are very unnecessary" dice una línea de la canción.
Hace unos días, volviendo a lo que me trae por acá, estuve con Paula y Abel en la playa. Sólo unas horas. No siempre hablamos. Y recuerdo más de un silencio. No saben cómo los disfruté. Un momento de tranquilidad, de relajo, de gozo interior.
Seguramente hay mucho más por decir al respecto. Pero esto se trata del silencio. ¡Shhhhhh!

Humanismo cristiano

A todo esto, Sebastián, ¿qué cresta es el humanismo cristiano?
Algún periodista que le pida una definición, por favor.

El día después

Pasaron las elecciones. Vengan los análisis, las proyecciones, los abrazos del oso (en la política, éstos abundan), los "cuchillazos"...
¿Por quién votar?, ¿da lo mismo el elegido? No da lo mismo, siempre hay matices entre uno y otro. Ella me parece una mejor persona, incapaz de cometer traiciones, de justificar cualquier medio por cualquier fin, a diferencia de él, tan "ganador", avasallador, seguro (tres adjetivos, como a él le gusta tanto decir cada vez que explica una idea).
Pero él es creativo, voluntarioso, empecinado... eso ni dudarlo.
Una amiga dice que aunque es de izquierda, votará por él pues ya es hora de que la Concertación dé un paso al costado y que de ganar Bachelet, llegaremos a una situación similar a la que ocurrió con el PSOE en España (corrupción, su efecto más lamentable, tras varios años en el poder). Además, así el Gobierno de derecha tendrá que negociar con un Congreso de centro (porque no me digan que la coalición de Lagos es de centro-izquierda... ¿qué le queda de izquierda?) y esto hará más entretenido el escenario político en Chile.
Puede ser, Soledad, quizás tengas razón.
Aunque últimamente me convenzo cada vez más de que no cambiarán mucho las cosas de ser elegido uno u otro. Después de todo, Concertación y derecha han regidos los destinos del país sin grandes sobresaltos y acordando mantener el sistema económico y político. La derecha, por si no fuera poco, está muy ligada al poder económico, así es que sea o no gobierno tiene una participación importante en el control de la ruta de navegación. Como dijo el lúcido Parra, "la derecha y la izquierda unidas jamás serán vencidas".
Y la Concertación ha tenido un feliz matrimonio con los grandes empresarios. Lagos, Eyzaguirre y su séquito son objeto del amor de quienes "la llevan" en el mundo del dinero.
Quienes me conocen saben por quién votaré, pero no está demás pensar que la canción, ya sea con Bachelet o con Piñera, seguirá siendo la misma. Sólo cambian los arreglos.

miércoles, diciembre 07, 2005

Elecciones: entusiasmo y desazón

Me gusta la política. Dije política, no politiquería. Que un comando rompa los afiches y las gigantografías del candidato rival, o que un postulante trate a otro de "populista", "mentiroso" o "incapaz", entre otros calificativos, me tiene sin cuidado en la medida que no sea una práctica usual (lo preocupante es que a veces parece serlo).
Lo que me importa es cómo la ciudadanía evalúa a sus representantes, qué esperan de ellos, el desempeño de los partidos y de la élite política, cómo el Gobierno, los parlamentarios y los partidos buscan reencantar a la gente (a estas alturas, ¿es posible?), la participación popular en las decisiones que nos afectan a todos...
Y las elecciones sí tienen que ver con todo eso. Por eso me fascina hacer cálculos, comparar promesas con logros, advertir cómo se mueven los personajes y las colectividades a partir de los resultados, ver cómo se va configurando el mapa político... me entretienen las elecciones.
Me entretienen como periodista, como participante y observador de un acto singular, contradictorio, masivo como ninguno. Me fascina sentir la tensión en el ambiente; porque, digámoslo, a medida que pasan las horas los nervios aumentan y la impaciencia se apodera de candidatos, comandos, partidos y toda la fauna política. Y también de nosotros, los electores; mal que mal y aunque muchas veces reneguemos de este rito, a la mayoría sí nos importa quién conducirá el Estado y quiénes legislarán; bien o mal, pero lo harán.
Queda poco para ese largo día, probablemente el más largo del año: ¿se han dado cuenta de que las horas parecen eternas el día de la elección? Pero, por más ansiedad o urgencia que tengamos, sólo cabe esperar.
Caras largas y tristes, sonrisas sinceras y cínicas, explicaciones de lo que no tiene explicación, proyecciones optimistas y otras definitivamente ilusas, palmoteos en la espalda, los dientes afilados de quienes ya se ven en un cargo (y "carguitos")... y toda la larga colección de gestos, reacciones y opiniones.
Es el día más largo, que espera porque caiga la noche. ¿A quién le caerá con más peso? Eso sólo lo sabremos el domingo.
Porque después, incluso habiendo segunda vuelta, volvemos de porrazo a la realidad: la desazón con un mundo de personas, grupos e intereses que se han repartido el poder (no sólo el Gobierno maneja cuotas de poder, recordémoslo), ése por el que traicionan y se desviven. Los mismos que sólo unas semanas antes de cada elección recuerdan que hay un Chile más allá de los pasillos y las paredes de La Moneda y el Congreso, para echar mano al otro ofertón navideño, el de las promesas. ¿Y cómo exigir que las cumplan? Sepa Moya. Al menos para el ofertón de regalos, está Sernac.

domingo, diciembre 04, 2005

del porqué de mi blog

Por moda no, sino por la necesidad de desahogarse, decir, contar, opinar, comentar, gritar (virtualmente, se entiende)... debe ser el espíritu de vedetto que mi amiga Sole ha descubierto en mí (vedetto en el sentido de... ya saben).
Creo que cada uno de nosotros tiene mucho que decir... y si no estás de acuerdo, piénsalo otra vez. Al menos todos sentimos, lloramos, deseamos, observamos, vivimos; y esto ya es suficiente para decir.
Bienvenidos, la puerta está abierta.